lunes, 14 de octubre de 2013

Fauna bibliotecaria



Recuperamos el carácter confesional que cada cierto tiempo emerge en este blog, para contar batallitas del verano del 2012.

No es que en el 2013 haya sido sencillo levantar la programación de actividades, pero fue el año pasado, cuando los ceñidísimos presupuestos a punto estuvieron de contarnos la respiración, y que nuestro público infantil se quedase sin actividades. La solución vino de la mano de algunos de nuestros compañeros, que liándose la manta bibliotecaria a la cabeza, se lanzaron a impartir talleres de uso inteligente de Internet, de manualidades, recitales de poesía, cuentacuentos o teatrillos, e incluso algunos padres, que generosamente se sumaron a la iniciativa.

La fauna bibliotecaria en plena representación

Entre esas actividades, se incluía Fauna bibliotecaria. Una mezcla estrambótica entre cuentacuentos, representación teatral, disfraces de tigre, y bailes al son de la rumba Tú lo que quieres es que me coma el tigre [sic] de Lola Flores , que sólo podía salir de las mentes extraviadas de unos bibliotecarios-animadores amateur.

Michel Palin y mascota
Lo cierto, es que un tigre no sabemos si fue la elección más oportuna para encarnar a una fauna genuinamente bibliotecaria. En los Estados Unidos son muy dados a convertir a animales en símbolos de sus instituciones: el elefante republicano, el burro demócrata, el águila de su bandera, el oso, el coyote o el león en la NBA, etc... Puestos a elegir mascota, ¿qué animal resultaría representativo del gremio bibliotecario? Se admiten apuestas arriesgadas.

El búho de Palas Atenea queda descartado por obvio, y ni siquiera nos molestamos en considerar, ni por un instante, al ratón. Nosotros en todo caso lo tenemos claro, y optamos por el gorila. El porqué de esta elección tiene doble explicación.

Por un lado, por las palabras de apoyo que Michel Palin, uno de los integrantes del genial grupo de humoristas británicos Monty Python, ha pronunciado en apoyo a las bibliotecas londinenses, con el fin de recaudar fondos, y animar a que los vecinos luchen contra su cierre ("sólo cuando el hacha cae y todos se manifiestan, es cuando somos conscientes de lo importantes que son para la gente"). Y por otro, por este clásico scketch de los Python, que deja claro hasta dónde estamos dispuestos a llegar los bibliotecarios con tal de sobrevivir.




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